
En 1971, el ingeniero Ray Tomlinson, trabajando en BBN para el
proyecto ARPANET financiado por ARPA (hoy DARPA), modificó dos programas
existentes —SNDMSG
y CPYNET
— para permitir el envío de mensajes
entre computadoras conectadas a la red. Introdujo el símbolo @
para separar
el usuario del equipo de destino (usuario@host
). Fue la primera vez que el
correo electrónico funcionó entre máquinas en una red de paquetes.
¿Cómo pasó? Tomlinson integró la entrega local de SNDMSG
con la transferencia de archivos de CPYNET
y añadió el direccionamiento a
otros hosts de ARPANET. Probó enviando un mensaje entre dos PDP-10; el texto
exacto se perdió, pero demostró la entrega remota y dejó operativo el sistema.
¿Por qué fue importante? El e-mail se convirtió en la “killer app” de ARPANET: permitió colaboración a distancia, listas de distribución y coordinación de proyectos; en pocos años ya era la mayor parte del tráfico de la red. Este hito pavimentó lo cultural y técnico para los servicios colaborativos que hoy asociamos con la nube.
¿Cómo se vivió? En universidades y laboratorios la adopción fue inmediata: los equipos podían compartir resultados y coordinar tareas sin teléfono ni correo físico. Aunque la interfaz era en terminales de texto, el impacto en productividad y en la sensación de comunidad conectada fue enorme.